La crisis de gobernabilidad del Ayuntamiento de Cieza no tiene más que una salida: forzar la dimisión de Tomás Rubio como alcalde y recomponer un nuevo acuerdo de gobierno entre las derechas.

Manuel Martínez Martínez. 13.04.2024.- Lo ocurrido en el último pleno ordinario celebrado por el Ayuntamiento de Cieza, con la aprobación gracias a la suma de los votos de VOX Y PSOE de una moción de urgencia del primero para rebajar el sueldo del alcalde en un 18%, dejando sin liberación a dos concejalas del PP y dotando a los grupos municipales del PSOE y VOX de un concejal/a con dedicación exclusiva, obedece exclusivamente a una venganza de VOX contra su exsocio de gobierno por la ruptura unilateral del pacto por parte de Tomás Rubio. Una venganza a la que, errando en la táctica, se sumaba el PSOE.

El error del PSOE

Al apoyar la moción de VOX, el PSOE se ha equivocado porque ha desviado la centralidad del debate político de lo sustancial (la paralización, la inoperancia en la gestión y la complicada situación de las cuentas municipales) a lo accesorio (los sueldos del alcalde y los concejales), que es a la postre lo que ha quedado en el relato político y en imaginario de la ciudadanía.

El gran problema del Ayuntamiento de Cieza, además de la inoperancia y paralización de la gestión municipal (que se podría salvar con un cambio de actores) está en la existencia de un desfase presupuestario entre ingresos y gasto corriente por importe de 1,2 millones de euros que, todo indica, a finales de este ejercicio puede alcanzar los 2 millones de euros, tras el nuevo contrato al alza para la “recogida de basuras”. Hecho que imposibilita, de una parte, el poder aprobar el presupuesto municipal al incumplirse la regla de gasto; de otra, el colapso económico que puede llevar al consistorio a no poder pagar cuestiones tan básicas como el alumbrado público, la limpieza viaria, la recogida de residuos o los propios sueldos y cotizaciones sociales de los empleados públicos.

¿Cómo se ha llegado a esta situación?

Durante los ocho años de gobierno PSOE-IU, se mantuvieron inalterables las ordenanzas fiscales heredadas del gobierno anterior del PP. Esta situación conllevó la congelación de los “impuestos” y la imposibilidad de  incrementar los ingresos propios en un contexto inflacionista en el que el IPC creció un 19,4% , el gasto corriente se incrementó considerablemente y los ingresos corrientes (que dependen exclusivamente del Ayuntamiento: IBI, IVTM,… impuestos indirectos, tasas y precios públicos) permanecieron prácticamente inalterables. Una situación que se pudo mantener porque los ingresos provenientes del PIE (Participación en los Impuestos del Estado) se incrementaron entre 2015 y 2023 en un 24,28% como consecuencia de la mayor recaudación del estado. Sin embargo, el reciente rechazo por la mayoría del PP en el Senado al techo de gasto para 2024 supone en este ejercicio presupuestario una merma de 1,6 millones de euros en los ingresos de las cuentas del Ayuntamiento de Cieza con relación a las previsiones iniciales.

PP y VOX llegan al Gobierno

Tras los resultados electorales del 28M, con el pacto PP-VOX que sumó una nueva mayoría absoluta de 12 concejales que llevó a la alcaldía a Tomás Rubio, la situación descrita (desfase presupuestario entre ingresos y gasto corriente) lejos de abordarse por el nuevo gobierno de derechas, probablemente por su ignorancia, se agravó  al acordar lo contrario a lo aconsejable. Así, bajaron “los impuestos” en aproximadamente 300.000 euros, con lo que el desfase presupuestario en vez de cerrarse se agrandó. Y con el pecado, involuntariamente asumieron la penitencia.

Al PP se le enciende la bombilla

Cuando el PP comienza a trabajar en el borrador de presupuestos municipales para 2024 se da cuenta (algún funcionario del departamento de presupuestos le advierte) de que tan solo para poder presentar las cuentas municipales a pleno, pasando el filtro del equilibrio presupuestario, necesitaba al menos 1,2 millones de euros adicionales. La empresa municipal Promociones Empresariales había presentado en 2023 un remanente de tesorería (superávit) de 1,8 millones de euros por la venta de parcelas en el polígono industrial ‘Los Prados’, por lo que el PP decidió incorporar 1,2 millones de euros de este remanente al presupuesto general de la entidad como ingreso corriente para “resolver” en este ejercicio presupuestario el problema.

El primer gran escollo del PP ciezano

La situación descrita en cuanto a la forma de cuadrar el presupuesto, unida a la decisión del PP de pedir préstamos por un importe superior a los 4 millones de euros, es la gota que colma el vaso de los duros enfrentamientos que se venían dando entre PP y VOX (hay que decir que en este caso VOX se presenta incluso razonable cuando viene a decir que este año se puede salvar la situación con el 1,2 millones de euros de Promociones Empresariales, pero ¿qué va a ocurrir para el presupuesto de 2025 cuando ya no se pueda echar mano de ese 1,2 millones de euros y, además, el desfase pueda alcanzar los 2 millones de euros por el nuevo contrato de “recogida de basura” que puede estar entre 300.000 y 500.000 euros por encima del actual?). La respuesta es clara: previo a la aprobación del presupuesto municipal de 2025 hay que modificar las ordenanzas fiscales, implementando una fuerte subida de impuestos, tasas y precios públicos y aquí está el problema: de dónde se sacan los 11 votos necesarios para aprobarlo, con un VOX negacionista a la subida de impuestos (más ahora que está fuera del gobierno) y un PSOE en la oposición que tiene su oportunidad para dar “la estocada” al gobierno de derechas.

El desconocimiento político de Tomás Rubio

La decisión de Tomás Rubio de romper unilateralmente el pacto con un VOX que le llevó a la Alcaldía y seguidamente ir a un enfrentamiento fratricida con su portavoz, Jesús Castaño, no puede ser fruto más que de la bisoñez política del actual regidor y de quienes le jalean desde sus filas. Las consecuencias se empezaron a ver con claridad en el pleno de abril en el que VOX presentó dos mociones que atacaban directamente a la línea de flotación de la gobernabilidad del municipio: la primera de ellas (la de calado político), devolver al Pleno las competencias que en su día este delegó en la Junta de Gobierno, vaciando de atribuciones a esta y abocando en la práctica al municipio a la ingobernabilidad; la segunda, cuestionable y sobre la que tendrán que decidir los tribunales de justicia a tenor de lo manifestado por el actual primer edil que ha anunciado un recurso contencioso-administrativo, rebajar el sueldo de Tomás Rubio en aproximadamente 10.000 euros al año, dejar sin liberación a dos ediles del PP y dotar de dedicación exclusiva a uno del PSOE y otro de VOX.

El horizonte del próximo otoño

Si bien el alcalde podría sacar adelante los presupuestos de 2024, pese a que el Pleno los rechazara, haciendo uso del mecanismo contemplado en el artículo 197 bis de la LOREG (siempre que el Pleno no acuerde antes destinar los remanentes de Promociones Empresariales a la reinversión en nuevo suelo industrial como el PSOE plantea), el gran problema se producirá en otoño, momento en el que, para poder cubrir el desfase presupuestario entre ingreso y gasto corriente de cara a la confección de los presupuestos de 2025, Tomás Rubio tendrá que plantear una subida generalizada y “brutal” de los tributos locales y aquí las cosas se pondrán tan difíciles como imposibles: es impensable que un PSOE en la oposición y con la opción de “liquidar” políticamente a Tomás Rubio, demostrando que el gobierno de las derechas ha sido un desastre, se preste a salvarlo dando su voto a la necesaria modificación de las ordenanzas fiscales; al mismo tiempo, VOX en la oposición, resabiado y revestido del negacionismo a la subida de impuestos, tampoco parece que pueda apoyarla. El Ayuntamiento entraría en un callejón sin salida hasta el punto que no podría afrontar el gasto corriente, el imprescindible para “abrir la persiana” el próximo año. La crisis concluiría en “desastre total”.

La única salida: obligar a Tomás Rubio a dimitir y recomponer el pacto PP-VOX

Así las cosas, la crisis de gobernabilidad del Ayuntamiento de Cieza no tiene más que una salida (que seguro ya están barajando las direcciones regionales de PP y VOX): la dimisión de Tomás Rubio como alcalde, probablemente la relegación a un segundo plano de las concejalas del PP que más se han enfrentado a los ediles de VOX, y la recomposición de un nuevo acuerdo de gobierno entre las derechas con un nuevo alcalde/alcaldesa del PP que no haya participado directamente en los enfrentamientos protagonizados por el gobierno municipal. Así, el PP “sacrificaría” a su cabeza de lista y actual alcalde y VOX se comprometería a garantizar la gobernabilidad. Aun así, el problema de fondo (el económico) quedaría sin resolver y tiene una complicada solución.

Manuel Martínez Martínez fue concejal-portavoz de Izquierda Unida en las corporaciones 1991-1995 y 1995-1999.